Una
doctrina es básicamente una serie de enseñanzas de un determinado credo, unas
instrucciones basadas en un sistema de creencias. Cualquier doctrina agrupa un
conjunto de dogmas defendidos por un grupo de gente. Este sistema de creencias
se extiende a lo largo en el tiempo y muchas de ellas han sido parte de la
humanidad durante milenios.
La
doctrina es más que una enseñanza, no es algo que simplemente se imparta, para
ser considerada como tal, esta debe lograr que sus miembros absorban sus
instrucciones como una forma de vida, que se impregnen de ella y sea parte de
su vida. Deben ser parte de ésta. Adoptar una doctrina modifica la forma de
vida de aquellos que forman parte de esta. En ocasiones, puede ser vista de
forma negativa, ya que puede llevar a sus participantes a extremos.
Otra
de las características de la doctrina es que debe ser vinculante. Este aspecto
implica que debe unir a un grupo de personas bajo el mismo sistema de
creencias. Una doctrina no puede ser seguida por una sola persona, sino que
tiene que ir más allá de eso. Tiene que ser compartida por un grupo de gente
que esté de acuerdo con sus preceptos y los aplique a su forma de vida.
Dentro
de las doctrinas debe de existir una cierta autoridad jerárquica que determine
rangos dentro de la doctrina. Estos grupos de personas necesitan de una
autoridad que sea guía y establezca cuales son las enseñanzas que abarca la
doctrina y que elementos quedan por fuera de esta.
Una
doctrina puede ser difundida tanto de forma oral como escrita. Muchas, por más
que sean transmitidas por medio del boca a boca, tienen una base escrita, donde
se establecen todas las reglas por las que se rigen. En la mayoría de los caso
se alterna entre la interpretación de la doctrina en sí misma y la referencia
directa de estos textos.
Existen
distintos tipos de doctrinas que abracan diferentes aspectos de la vida de una
persona. Los ejemplos más comunes de éstas son las doctrinas políticas,
religiosas y militares. Cada una de esta se maneja con diferentes reglas, que
pueden tener una mayor o menor rigidez y demandar un compromiso a distintas
escalas por parte de las personas que forman parte de ellas.
Formar
parte de una doctrina implica una cierta constancia y compromiso con las ideas
que se siguen. Uno de los elementos que hacen que formar parte de una doctrina
sea un desafío, es la gran cantidad de información con la que cuentan las
personas y el número de estímulos que hacen que se pueda convertir en un
desafío ser parte de una doctrina. Con esto en mente es que nos cuestionamos
hoy en día la validez de la pertinencia doctrinal y su capacidad de durar en el
tiempo.
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